Entre lo "real" de la vida y lo "real" literario intervienen una serie de instancias intermedias que el novelista manipula con arte y astucia, lejos de toda pretensión de inocencia. La memoria, dice Walter Benjamin, no puede fijar el flujo del tiempo ni abarcar la infinita dimensión del espacio: se limita a recrear cuadros escénicos, capsular momentos privilegiados, disponer de recuerdos e imágenes en una ordenación sintáctica que palabra a palabra configurará un libro. La infranqueable distancia del hecho a lo escrito, las leyes y exigencias del texto narrativo, transmutarán insidiosamente fidelidad a lo real en ejercicio artístico, propósito de sinceridad en virtuosismo, rigor moral en estética. Ninguna posibilidad de escapar al dilema: reconstruir el pasado será siempre una forma segura de traicionarlo en cuanto se le dota de posterior coherencia, se le amaña en artera continuidad argumental. Mejor dejar la pluma e interrumpir el relato para amenguar prudentemente los daños: el silencio, y sólo el silencio, mantendrá intacta una pura y estéril ilusión de verdad. La presente edición añade a los dos volúmenes de memorias, Coto vedado y Los reinos de taifa, varios textos escritos con posterioridad en razón de su contenido autobiográfico.