Me aburro con la posibilidad / De la vida eterna; el tedio / De vivir siempre debe ser inmenso. Versos como estos componen El primer Fausto, poema dramático e inacabado donde Pessoa retomó el mito universal creado por Goethe sobre la lucha entre la inteligencia y la vida. Con intensas argumentaciones filosóficas, el autor proyecta los más variados tonos de la lucidez y la desesperanza, complementado con Todavía más allá del otro océano, atribuido por el propio autor a Coelho Pacheco, más personaje que heterónimo.