Poco antes de su muerte, Claude Monet escribió: "Todavía lamento el haber sido la causa del nombre que se le dio a este grupo, ya que la mayoría de los artistas no eran impresionistas en absoluto". Comenzando con esta paradoja, la de un conjunto de artistas que se consideraban a sí mismos como un grupo coherente al mismo tiempo que declaraban que su objetivo final era reafirmar la individualidad artística, la autora, Nathalia Brodskaya, explora las contradicciones del arte de finales del siglo XIX.
¿Acaso no fue Manet quien evocó la fórmula definitiva: "pinto lo que veo y no lo que otros quieren ver"? Pasaría mucho tiempo antes de que el mundo reconociera la diferencia entre el arte tradicional y académico y el nacimiento de la pintura moderna y no figurativa.
Después de analizar los elementos esenciales del movimiento impresionista, Nathalia Brodskaya examina la obra de cada uno de los principales representantes del movimiento, en busca de "esa convicción que tenían, de justicia en sus principios y de valores en su arte".
De esta afirmación de sus diferencias nació la pintura moderna.