En el Kremlin se fragua una conspiración para hacer estallar una bomba nuclear en Inglaterra.
Los servicios secretos británicos encargan a uno de sus agentes que descubra a un traidor que actúa dentro de la organización. Mientras tanto, Gran Bretaña está a punto de celebrar elecciones generales y los soviéticos pretenden que gane el Partido Laborista, dominado por una facción de izquierda. Para ello, el jefe del Kremlin juega la baza del desarme nuclear: envía un agente secreto a Inglaterra con el propósito de activar una bomba atómica y hacerla estallar antes de las elecciones.