Untonga

Gastón Rosa Muere y renace escribiendo poemas y pegando sus tumbitas rosadas por la ciudad. Casi sin darse cuenta pasó a dedicarse a naturalizar la muerte. "Cada temporada de verano, el cauce del río se modificaba. Íbamos por la costa del Santa Lucía buscando los lugares más profundos. Encontramos un pozo, quieto, silencioso. Y una rama altísima para tirarnos. Estoy ahí arriba, tengo diez años. Tirate, me dicen. Me da miedo, pero bajar por donde subí es casi imposible por la forma del árbol. Así aprendí a saltar cuando siento que tengo que hacerlo. Para mí la vida es eso, la muerte es lo mismo. Un salto, quizás al agua". Untonga